ESCRITOS

García de Meneses (Pintor) 


                      
         Cuando Andrés dejo Alcalá de Guadaira para ir en busca de su musa en la Sierra de Cádiz nos entristecimos,
      pero ahora he visto los resultados de esta experiencia pictórica y creo que su ausencia merecía la pena.
    El a capturado la transparencia del aire puro montañés, la luminosidad de las casas blanqueadas el murmullo verde de los eucaliptos, y los ha plasmado en sus lienzosGrazalema, su pueblo blanco le a dado la inspiración, con todo su discreto esplendor.
   Felicidades Andrés, conozco mejor estas montañas a través de tu Pintura.
                                                                                                       Susana Crews
                                                                                                          (profesora)

                                                                                      Grazalema Octubre 1982

         
Andrés G. García de Meneses, alma inquieta y generosa, pincel que no cesa en la búsqueda de nuevos paisajes que plasmar en sus lienzos sedientos: Alcalá de Guadaira, Ubrique, Grazalema, Ronda...Cualquier casa, árbol, o rió que atraviese el prisma de Andrés nace de nuevo, el mismo pero distinto, mantiene sus formas pero gana una luz, una atmósfera que lo diferencia y lo convierte en obra de arte
                                                                                                      Isabel Perujo
                                                                                            Ronda   Septiembre 1984
Cabaña de Andres el Sopa utizada como estudio en Grazalema por los años 80

                                                                               
Hijo de Alcalá, sus cenizas genealógicas están bien esparcidas por todo el Orbe terreno.
 Fueron punto y aparte caballeros como EL MENESES. Famoso por salir airoso de trances harte loables, ejemplos a seguir, que hoy día serian romper una lanza por lo inusual, así como JUAN MENESES, PEDRO MENESES, MENESES OSORIO y un largo etc...de castas que se prolonga a nuestros días tímidamente, pero es indudable que la casta se lleva a flor de piel y a poco que el aprendiz se esfuerce, logra ímprobos detalles.
 Mi amigo tuvo y tiene maestros mal llamados locos, por atrevidos a filosofar mas allá de la línea permisible por quienes tronchan la armonía, precisamente por  seguir una línea recta saturada de nada.
 Los colores cambian con el prisma de su pincel,a la luz del vidente que interpreta su obra, lo demuestra esta esta breve y sutil caricia de textura que solo un ciego no puede percibir, porque la deforman explicaciones contrarias a las mías.
 Yo particularmente agradezco esta osadía de GARCÍA DE MENESES, casta resistiendo los envites del destino, cada día con mas fuerza salpicada de su personal estilo.

                                                                                   M. Alanis Sánchez
                                                                 Alcala de Guadaira Marzo 1993



Amor a la Pintura 
A ti, compañero,
Hermano. A esa plástica
Sublime de tu mano
Que ha movido el pincel
Con tal soltura
Y ha cambiado
La simple superficie pura
En un crisol, en arco iris en luz, en sombra,
En eso tan sencillo: tu pintura.
.........................................
 A ti, pincel, color
Que has traspasado
La invisible barrera de lo humano,
Obediente a las formas,
A los simples estilos,
Al panel, la madera,
Al desnudo lienzo,
Al lápiz carbón
O la sencilla cera.
 ......................................
A ti, quiero llamar
Y convocarte:
Que tienes una cita
Con pintores que han fraguado
El color en sus paletas,
Cambiando lo increado
En hermosura.
 .............................
Hoy quiero sentirme transportado:
Que sueñe mi retina enamorada,
Que cubran de carteles los caminos,
Que llegue, ya cansado y peregrino,
Al simple claro-oscuro,
Al blanco celestial de lo infinito.
 .............................
¡oh pintura!, ¡oh puente
Abierto a dos caminos!
 .............................
El uno, como el sol,
Gigante herido
Que busca con su luz
Lo irrepetible:
la eterna claridad
De un gran destino.
 .......................
El otro, lo, terreno,
Lo minúsculo y sencillo,
Tan lleno de ilusión,
De vida henchido,
Que espera del pintor,
Su carpintero
La mano que le plasme
E inmortalice:
Por siempre y para siempre
En blanco y lienzo

                                  Manuel J. Pérez Illescas

El Cuadro como la poesía o como la música, como toda obra de arte, es una abertura de irrealidad que se abre mágicamente en nuestro entorno real, sentencio Ortega y Gasset.
         García de Meneses, pintor de confesada precocidad adornaba la estancia paterna con dibujos infantiles siempre a sido un hombre de mundo, conocedor y buscador de múltiples lugares y rincones en los que satisfacer su pasión artística
          Esta actitud inquieta, hermanada con la bohemia en el mas noble de los sentidos, la ha proporcionado sentir su quehacer pictórico con una predisposición abierta, vitalista, sin duda, inconformista, escéptica si cabe, aunque jamás irresponsable.
          En puridad, es necesario y todo un beneficio a mas de conveniente gozar de la armonía de sus paisajes que impregnan nuestros sentidos de autentica serenidad.
          En definitiva, la pintura de García de Meneses supone en gran medida una buena dosis de quietud en sus pinceles, de naturalidad en sus pretensiones artísticas y si debe algo a alguien no es otro que a el mismo, o mejor dicho, a su fe en la vida entendida como una pasión mas.
          Por ultimo resaltar la honestidad y como no el valor, en el mejor sentido, de quien nada mar adentro.
                                                                                                           Javier Robles de la Millar
                                                                           Cortegana  Septiembre 1995


Andrés y las luces.


   La sombra también es luz. El color, la luz reflejada en los cuerpos. Luces y sombras: Volumen.
 
   Andrés domina los volúmenes y, en sus obras, se mueven, están vivos, palpitan. Se huelen, se oyen… Son tangibles.

   Músico frustrado confeso, compone, con pelo, virola y astil, en vez de batuta, auténticas sinfonías cromáticas que las plasma en sus lienzos y nos abstraen.
 
   Andrés, personalmente, es un volumen lúcido y voluble como todo genio: ora se torna brillo, ora sombras; ora lejanía, ora proximidad. Pero siempre, siempre transparencia. No sé si él es un reflejo de sus cuadros, o sus cuadros son un reflejo de él, la verdad, no lo sé. En todo caso así, y seguro que ingenuamente, veo yo a su arte y a Andrés García de Meneses. Mi amigo Andrés.

Alcalá de Guadaíra, marzo de 2009.

                                                 Carlos Gomez Cepeda